En el día más extraño, la muerte y la vida se pasearon por mi casa,
y yo no las había invitado.
Se instalaron cual doña Filomena y señora Juana, y tuvieron una discusión.
Me usaron en su juego, y caí en la trampa.
La vida se sacó la máscara y descubrí que se trataba de la misma muerte.
Su doble presencia me quitó el color y el aliento.
Su aroma invadió toda mi casa, y el lunes se hizo eterno.
En el lunes más extraño, la muerte apareció por mi casa.
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