Dividimos el mundo material en superficies e interiores.
Lo que se ve y lo que no se ve.
Pero lo interior, aquello que no vemos, es imposible de conocer, pues apenas tenemos acceso a lo interior, a la cara opuesta, se transforma automáticamente en exterior, y el interior se escabulle, tornándose inalcanzable.
Si acaso lo que no vemos tiende a lo infinito, o a la nada...
¿Llegará un momento en que ya no quede partícula por conocer?
La infinitud abismante de la materia me trastorna.
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