retorné de un viaje. con un par de acordes del acordeón, y una luz azul, todo ha vuelto a la normalidad, sentado en el sillón, tocando el acordeón. llegué pensando en aquellas canciones que salieron de mi lápiz viajero.
pero sucede, y así, sin más, retorno de un viaje sin nada más que un par de acordes nuevos, y la vista medio nublada, y la memoria que inicia el proceso. corre. no te detengas.
es una gran ironía, crean tensión, una melodía, ¡se percibe una melodía! y antes que se resuelva, se disuelve en la nada que es mi cabeza dando vueltas alrededor de las notas, que son las notas yéndose por la chimenea, yo diciendo pucha.
no hay duda, era necesario volver a poner en orden todo esto, las notas no pueden escaparse por la chimenea. así, rebeldes y porfiadas, girando y escapando. esto hay que ponerlo en orden, y claro, viajando nada está en orden.
pero ya volví, inesperadamente, pero oportuno, a poner las notas en orden y mi cabeza en su lugar.
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