"¡Ah! Yo no soy más que un gusano atiborrado de estética. Sí, un verdadero gusano y nada más".
Somos un puñado de escusas y justificaciones para lo que hacemos.
¿Cuándo será el momento en que podamos, de pie y con mirada firme, enfrentar con humildad y sinceridad los actos que efectuamos, sin esconder el rostro?
Cuando dejemos ir de nosotros el alto y no razonable concepto que tenemos de nosotros mismos, que abrazamos casi con cariño cada día, y nos pongamos en el lugar que nos corresponde: no somos perfectos.
Reconocer. Es indispensable reconocer de dónde viene la bondad, y de dónde la maldad.
Entonces, podremos disfrutar de la vida, en plenitud, y no sentirnos culpables de ser tal cual somos.
En la mucha culpa hay mucha soberbia.
...Pienso que en la mucha culpa hay humildad porque no todos son capaces de reconocerse culpables...
ResponderEliminarPero quizás interpreté mal lo último.. suele suceder..