19/3/08

Aquellos golpecitos de la vida

No hablo de grandes placeres ni de aquellas cosas demasiado buenas que nunca pasan.
No me refiero tampoco a aquellos terribles imprevistos que quitan la vida y se transforman en desgracia.
Solo quiero mencionar algo pequeño y sin importancia, presente en la vida de todos.
Me refiero a esos pequeños golpes que la vida te regala.

Ese que le diste tan oportunamente a tu dedo chico del pie, al chocarlo contra las patas de una mesa.
Ese que te provocó un llanto de emoción, al pegar tu codo contra el respaldo de una silla.
Aquel que te hizo saltar de alegría, cuando azotaste tu cabeza contra la punta del mueble de los libros.

Dime si hay algo más rico y agradable, que enterrarse una astillita pequeñita y casi invisible en el dedo, y pasársela a llevar cada vez que intentas sacarla.
O si hay algo más gratificante, que apretarse, con cariño e innecesariamente, los dedos con cualquier cosa que pueda apretarlos.
Pocas cosas hay más motivadoras que morderse la lengua creyendo que era parte de la comida.

¿Qué creías? La vida nos da este tipo de sorpresas.