30/4/08

Vacíos

Querer salir corriendo.
Corriendo sin detenerse, gritando.
Y sin moverse.
Mirar el techo, las líneas verticales, las horizontales, las sombras como dibujos jugando Momia es en la habitación iluminada por lo mismo que le falta metafísicamente hablando.
Pensar como en reversa, no avanzando ni siquiera para atrás.
Lógicamente y Razonablemente desaparecen.
Las emociones se divierten como aterradores juegos de niños que dejarían con insomnio a cualquiera. Mutan como las nubes, vagando indefinidas por algún lugar que parece tan alcanzable. Inalcanzable.
Y el cuerpo es tan de carne, tan de hueso.
Un par de bacterias traen a todas sus vecinas de la comunidad y se encargan de borrar rastros.

En un momento, en cualquiera, el que sea, prométeme que siempre, que nada.
Yo te miraré, sin decir lo que quieres escuchar.
En ese momento sabré que todo lo que pensé era cierto.

Lo que eramos ayer, no seremos mañana, y lo que somos hoy, apenas alcanzamos a conocerlo cuando no tan solo el hoy es distinto.
El hombre es mutable.

La mejor comunicación es la de los ojos y las palabras juntas.